· Estudio en el que participaron académicos Universidad de O’Higgins junto a investigadores de la Universidad Mayor y del Departamento de Agricultura y Desarrollo Rural de Limpopo (Sudáfrica), sugiere que se podría producir sandía en condiciones de baja disponibilidad de agua en sectores como el secano de la Región de O’Higgins.
La falta de recursos hídricos en el mundo es una realidad concreta que también viene afectando a Chile y a la Región de O’Higgins. Una opción que permite mitigar los efectos adversos de la sequía en los cultivos, consiste en cultivar variedades de alto rendimiento, injertándolas en portainjertos tolerantes a la sequía con un sistema de raíces diferenciado.
El objetivo del estudio, como detalla el investigador del área de mejoramiento genético del Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3), Rodrigo Contreras, fue comparar la performance de portainjertos de Lagenaria siceraria sobre sandía bajo condiciones de déficit hídrico y evaluar los efectos sobre la calidad y el rendimiento del fruto.
La investigación -detalla el académico- duró 2 años y el ensayo, en particular, duró una temporada (octubre de 2021 a febrero de 2022). “Correspondió a parte de la investigación de un proyecto Fondecyt Iniciación financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). El estudio se realizó en el sector Villa El Cobil de la comuna de Rengo, en el campo del agricultor Ángel Reyes, a quien agradecemos mucho su colaboración”, señala Contreras.
En el estudio se consideró injertar un cultivar comercial de sandía “Santa Amelia” [Citrullus lanatus (Thunb.)] en cinco portainjertos de L. siceraria (‘Illapel’, ‘Osorno’, ‘BG-48’, ‘GC’ y ‘Philippines’) que se cultivaron bajo tres tratamientos de riego (100%, 75% y 50% de evapotranspiración).
Resultados
Sobre los resultados obtenidos, Rodrigo Contreras señala que “la comparación de los portainjertos de L. siceraria en los tratamientos de riego deficitario no mostró ningún efecto significativo sobre los parámetros de calidad del fruto de sandía; mientras que los portainjertos ‘Illapel’, ‘Osorno’ y ‘GC’ mejoraron, significativamente, el número de frutos y el rendimiento (peso total de frutos) bajo déficit hídrico. De manera similar, ‘Illapel’, ‘Osorno’ y ‘GC’ mostraron, consistentemente, diferencias estadísticas en los rasgos de la arquitectura del sistema de raíces en comparación con ‘BG-48’ y ‘Philippines’”.
A partir de estos resultados, los investigadores concluyeron que los portainjertos utilizados no afectaron el rendimiento del fruto y la calidad de la sandía injertada bajo déficit hídrico. También observaron que todos los portainjertos evaluados, en condición de riego deficitario, es decir, disminuyendo el 50% del riego en condiciones normales, no afectaron los parámetros de calidad de los frutos de sandía: grosor de cáscara, contenido de sólidos solubles, color de la pulpa y la forma de los frutos; sin embargo, con el uso de algunos portainjertos se vio afectado el rendimiento de frutos de sandía.
El académico ICA3 destaca que lo relevante de la investigación es que los portainjertos que tuvieron una mejor performance en condiciones de riego deficitario; “es decir, que no afectaron el rendimiento y/o la calidad de los frutos, podrían ser utilizados en la zona del secano de la Región de O’Higgins para su evaluación en condiciones de baja disponibilidad de agua en suelo, y así producir sandía en lugares donde actualmente no se produce”.
Sobre la metodología utilizada, Contreras explica que “parte de la metodología utilizada no es tan innovadora, ya que se utilizó un sistema de riego que comúnmente utilizan los agricultores; sin embargo, lo nuevo es que en este ensayo se controló la cantidad de agua suministrada al cultivo de sandía injertada, actividad que, normalmente, no se hace por parte de los agricultores. Asimismo, la innovación estuvo en caracterizar el sistema radical de los portainjertos en condiciones de campo y ver el efecto de los portainjertos sobre los parámetros de calidad de los frutos y el rendimiento de sandía, investigación que no se había realizado en Chile”.
Nuevas preguntas
Sobre las nuevas preguntas, que generó la investigación, Rodrigo Contreras, destaca la que se relaciona con “conocer cuál(es) es/son los mecanismos que tienen las raíces de los portainjertos para tolerar la falta y/o disminución del riego frente a un escenario de baja disponibilidad de agua en suelo; la idea es estudiar a nivel celular los rasgos anatómicos de las raíces y evaluar los cambios hormonales que se suceden para clasificar la respuesta de los portainjertos en condiciones de riego deficitario” y acota que “la proyección es evaluar estos portainjertos en el secano costero de la Región de O’Higgins, además de desarrollar portainjertos híbridos que sean útiles para los pequeños y medianos agricultores de la región. Para ello estableceremos alianzas con el sector público, a través de INDAP y otras organizaciones del Ministerio de Agricultura”.
En el estudio también participaron los investigadores Camilo Riveros y Catalina Pinto, de la Universidad de Atacama y del ICA3, respectivamente; Carlos Maldonado, del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor; y Jacob Mashilo, del Departamento de Agricultura y Desarrollo Rural de Limpopo, Sudáfrica.