Por José Miguel Alvarado Bustamante, svd.
Capellán IES Santo Tomás Osorno
Atribuido a Max Erhmann en el año 1927 y publicado en 1948, Desiderata es un
poema que recuerdo en este momento al despedir el año 2023. Cito algunos de esos
versos:
“La vida está llena de heroísmo… Cultiva la firmeza del espíritu, para que te proteja en las
adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Sobre una sana disciplina, se benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo.
No menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir”.
Claro que sí, hubo varios momentos de este año que han requerido de ese heroísmo y
firmeza para dejar emerger lo mejor de nosotros.
Cada uno, en su día a día, habrá experimentado la fatiga, quizás la soledad al final de un
arduo quehacer. Y, en tantos afanes en que nuestra capacidad e incapacidad se han
entremezclado.
Habrá nuevos aprendizajes y amistades que, al mirar este año, hasta nos sorprenden y
ojalá atesoremos. O quizás desilusiones y proyectos que han significado frustración y los
hemos vivido como fracaso. Ante esto, como se ha acostumbrado ante el fracaso y la
frustración per se, la vivencia de lo negativo deja sus huellas. Nos habremos cuestionado y
auto sancionado, incluso severamente.
Y así sigue un largo enumerar de momentos, hechos, pensamientos que comienzan a
aparecer al hacer balance de este año.
Y ahí ¡qué bien! nos viene este poema de Ehrmann. Justamente, es pertinente y necesario
valorarnos y agradecernos por todos esos momentos en que tuvimos buena actitud.
También por aquello que no supimos hacer o no fuimos afortunados en el decir y nos
equivocamos. Allí hubo momentos para aprender. En alemán hay una expresión que viene
al caso: “nicht verpassen”, es decir, “no dejar pasar” esa oportunidad. Han sido momentos
para ampliar nuestra zona de confort. Que siga, por tanto, creciendo este 2024 en
nosotros lo bueno, lo bello y verdadero hasta alcanzar su plenitud.