Por Danitza Ortiz Viveros, seremi de Gobierno de Los Lagos.
Un gobierno que escucha. Así es como podemos definir el Gobierno del Presidente Gabriel
Boric Font que ha demostrado en reiteradas ocasiones apertura al diálogo y disposición
para acoger las necesidades ciudadanas. Esto es clave para fortalecer las iniciativas del
Estado y avanzar en una gobernanza democrática y pluralista.
Un ejemplo reciente es el Subsidio Eléctrico, que nace bajo el marco de la Ley de
Estabilización Tarifaria para apoyar a los hogares más vulnerables frente al
descongelamiento de las cuentas de electricidad. Cuando se generaron múltiples opiniones
e inquietudes, el Gobierno de inmediato propuso la ampliación de la cobertura de este
beneficio y así triplicar la cantidad de hogares que lo recibirán. Es decir, somos un gobierno
receptivo y dispuesto a ceder cuando la ciudadanía y el mismo Congreso plantea urgencias.
Considerando el punto anterior y uno de los temas más contingentes de esta semana, la
reforma de pensiones, me resulta imprescindible preguntarnos ¿tenemos un Congreso que
realmente escucha? Como ya sabemos, hemos logrado importantes acuerdos en materia
de pensiones. Sin embargo, ningún acuerdo será suficiente si no se aprueba en el Senado
la idea de legislar esta reforma, un paso necesario para dar soluciones a las y los
pensionados.
Chile ha escuchado los mismos argumentos de la oposición por 19 meses, que es el tiempo
que ha pasado desde que se presentó la reforma de pensiones. Estas excusas ya no tienen
cabida. Hay argumentos impresentables, como decir que no es un tema prioritario, que el
proyecto tiene imprecisiones técnicas, que el problema es el “tono” de las autoridades
ministeriales o que ya no existirá la libertad de elegir, aún cuando las y los trabajadores
saben que las AFP han fracasado en garantizar pensiones dignas sin dar la libertad de
elegir otra alternativa.
Basta de resistencia, es hora de entregar soluciones y no más excusas al país. Abrir la
posibilidad a legislar es también abrir ampliamente el espacio de debate, es abrazar la
oportunidad de plantear democráticamente los desacuerdos y las distintas propuestas para
concretar la reforma que nuestras jubiladas y jubilados necesitan con urgencia.