El anuncio del Gobierno de impulsar una Política Nacional de Construcción Naval durante la última Cuenta Pública tiene una gran relevancia para el país. Destacar y visibilizar la labor que realizan los astilleros se vuelve aún más importante al considerar que contamos con cerca de 6.400 km de costa que nos permite potenciar todavía más el mercado marítimo.

La construcción naval es una actividad integradora de la industria productiva nacional, que genera efectos virtuosos en la economía de cualquier nación. Ejemplos exitosos que se han ido consolidando a nivel internacional hay muchos, como Europa, Asia, Norte América y Medio Oriente.

A nivel país, los beneficios son múltiples. Por un lado, permite impulsar la mano de obra, incentiva el desarrollo de la industria, crecen o se crean nuevas Pymes que estén ligadas al ámbito marítimo y además, promueve el desarrollo de carreras vinculadas al ámbito de la ingeniería, al nivel técnico y de oficios, convirtiendo además a los astilleros en verdaderas escuelas de formación de especialistas en diferentes áreas. 

Construir embarcaciones en Chile también posee un efecto multiplicador en la economía, logrando descentralizar muchos procesos gracias a la localización regional de la industria marítima y de muchos astilleros; fomentando además la innovación y el avance tecnológico a nivel nacional que se exporta al mundo.

Para contribuir a que la Política Nacional de Construcción Naval sea un éxito, ésta debe incluir alianzas público – privado, en donde se identifique como una materia clave el respaldar económicamente la industria nacional. Además de optar por construcciones nacionales, para el sector de astilleros privados es importante contar con el apoyo del Estado como aval. Al momento de requerir créditos y/o garantías ante la banca nacional, se convierte en una ventaja competitiva a la hora de participar en proyectos, reduciendo así la brecha con el resto de los astilleros extranjeros que actualmente poseen estos beneficios, a través de Agencias Estatales. De hecho, es el modelo que poseen varios países avanzados en esta materia.

También, es una oportunidad para dar mayor preponderancia a la industria de astilleros nacionales en licitaciones de obras que vengan de entidades estatales, lo cual dará sin duda un impulso cuántico sin precedente, para posicionar a nuestro país dentro del concierto de naciones lideres en la construcción naval a nivel mundial. 

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