Por Carolina Contreras, gerenta de Operaciones de Distribución de Essity Chile
En el mundo logístico, el uso de tecnologías avanzadas ha revolucionado cómo operamos y
entregamos nuestros productos y ha abierto puertas cruciales para fomentar los enfoques
estratégicos hacia la diversidad, equidad e inclusión (DEI). Esta transformación es
especialmente relevante en industria que, históricamente, ha estado dominada por una
visión tradicional que es, a menudo, excluyente.
La implementación de este recurso ha permitido una mejora significativa en la productividad,
efectividad en la entrega de productos y agilidad operativa. Estos avances no solo optimizan
los resultados y el índice de servicio de las compañías, sino que también promueven el
conocimiento en equipo y facilitan la búsqueda y atracción del personal idóneo para cada
puesto.
Sin embargo, son evidentes los prejuicios y tabúes que aún existen respecto del papel de
las mujeres en el área logística con prevalencia masculina. En ese sentido, la labor de las
compañías es clave y también es resultado de políticas globales con métricas claras para
fomentar el balance en los liderazgos, aumentar la participación de grupos
subrepresentados y promover una cultura empresarial diversa.
Este cambio de paradigma responde a que muchas de las funciones ya no requieran de
fuerza física, permitiendo que más mujeres y personas con capacidades diferentes puedan
realizar estas labores. En este contexto, es fundamental que las organizaciones continúen
innovando en sus procesos y considerando los beneficios que esta práctica trae consigo.
Esta integración mejora la eficiencia operativa y crea un entorno más accesible e inclusivo.
En la medida que las empresas adopten estas tecnologías, crearemos compañías más
diversas e inclusivas y que, en última instancia, contribuyan de verdad a construir
sociedades libres de estigmas.