Por Fernanda Carvalho, directora médica de Merck Group Chile
En el marco del Día Mundial de la Salud que se conmemora en abril, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) propuso como lema “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, para poner
foco en un tema tan urgente como esencial: la salud materna y neonatal. Se trata, en definitiva, de
proteger los primeros momentos de la vida, los que definen en gran medida las oportunidades del
futuro.
Y la urgencia no es menor. Según datos de la OMS, alrededor de 287.000 mujeres mueren cada
año a causa de complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto. A esto se suman más de
2,3 millones de recién nacidos que fallecen durante su primer mes de vida, y aproximadamente
1,9 millones de bebés que nacen muertos cada año en el mundo. La mayoría de estas muertes son
prevenibles con atención médica básica y oportuna, lo que transforma esta realidad en una
profunda injusticia sanitaria.
Aunque Chile presenta tasas relativamente bajas de mortalidad materna e infantil en comparación
con otros países de la región, aún persisten brechas significativas. Estudios recientes evidencian
que las mujeres que habitan en zonas rurales, indígenas o migrantes enfrentan mayores
obstáculos para acceder a una atención continua, oportuna y de calidad. La salud materna, en
nuestro país, no siempre está garantizada en condiciones equitativas.
A esto se suma un aspecto muchas veces invisibilizado: la salud mental perinatal. Una
investigación reveló que, en nuestro país, el 20,9% de las mujeres presenta síntomas de depresión
a los seis meses postparto, mientras que un 44,3% manifiesta ansiedad significativa en el mismo
período. El abordaje de la salud mental materna sigue siendo un desafío, tanto en términos de
diagnóstico como de acceso a tratamiento, especialmente en el sistema público.
Invertir en salud materna y neonatal no solo salva vidas, sino que también constituye una
estrategia eficaz para reducir desigualdades y generar sociedades más equitativas. Asegurar
atención de calidad durante el embarazo, el parto y el posparto, así como durante los primeros
días de vida del recién nacido, es una de las decisiones sanitarias más inteligentes y humanas que
podemos tomar.
En el Día Mundial de la Salud, el llamado es a no quedarnos sólo en la reflexión, sino a trabajar por
decisiones que integren el enfoque de derechos, equidad y salud mental, garantizando recursos
suficientes para proteger la vida desde su origen. Solo con comienzos verdaderamente saludables,
podremos aspirar a futuros realmente esperanzadores.
